Entrevista Blanca Paniello

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Blanca Paniello, investigadora del cambio climático: “En la ola de calor que tuvimos en Europa en 2022, se estimaron un 56% más de muertes en mujeres que en hombres”

Las mujeres, las niñas y los niños, y los grupos indígenas son las poblaciones más perjudicadas por el cambio climático.
25 de junio de 2024 / REDACCIÓN WGH-SPAIN

Blanca Paniello es una joven sobradamente preparada: graduada en Ciencias Biomédicas por la Universidad de Barcelona, Máster en Salud Pública y Epidemiología en el Instituto Karolinska de Suecia, voluntaria de la Federación Internacional de Estudiantes de Medicina y del departamento de Cambio Climático y Salud de la Organización Mundial de la Salud, socia fundadora de Women in Global Health Spain y, en la actualidad, estudiante de doctorado en el Instituto de Salud Global de Barcelona. Todo esto con 27 años. “Soy un poco hiperactiva y he aprendido mucho sobre cuáles son los límites de mi salud mental, es decir, si quieres manejar todo bien, te tiene que gustar mucho lo que haces, pero también tener mucho control del tiempo y de organización para descansar y tener vida social”. Entre tanta actividad, ahora dedica gran parte de su tiempo a una tesis doctoral sobre adaptación y clima. “Cuando colaboré con organizaciones estudiantiles, me empecé a interesar más por el tema de clima que es en el que quiero desarrollar mi carrera profesional”. ¿Por qué? “Yo creo que empecé a estudiar Biomedicina para ayudar a las personas de forma directa, con una visión muy idílica de, por ejemplo, curar el cáncer. Luego me di cuenta de que me gusta más trabajar con la gente a nivel poblacional y uno de los grandes retos es el cambio climático. Creo que esa es mi forma de ayudar”.   

Blanca para web
Marian Uría, socióloga de la Salud.

Su doctorado es sobre adaptación y clima. ¿Nos podría explicar en qué consiste este tema?  
Las personas que investigamos sobre clima y salud nos dedicamos fundamentalmente a dos cuestiones: la mitigación y la adaptación. La mitigación es la perspectiva que intenta reducir las emisiones para que los impactos del cambio climático no sean tan graves. La otra rama es la adaptación, que tiene en cuenta que ya estamos viviendo el cambio climático y sus consecuencias, y busca que los impactos sean los mínimos. Mi doctorado es más sobre esta rama.

¿Y, en concreto, qué estudia en su tesis? 
Estoy estudiando cómo las diferencias sociales, sobre todo de género y también otros factores socioeconómicos, influyen en la adaptación de las personas y las poblaciones a los cambios de temperatura provocados por el cambio climático. Es decir, cómo la adaptación a estos riesgos provocados por temperaturas extremas varía según diferentes factores como género, edad y otros. Hay grupos más perjudicados como las mujeres, las niñas y los niños, y también las poblaciones indígenas.

Me podría poner un ejemplo.
En la ola de calor que tuvimos en Europa en 2022, se estimaron un 56% más de muertes en mujeres que en hombres.

¿Cómo se explica?
Hay mucha variabilidad entre países, incluso en Europa, que podríamos considerar que está más cubierta por el Estado del Bienestar. Se puede relacionar con factores biológicos, costumbres y estilos de vida. Por ejemplo, que las mujeres hacen determinadas tareas domésticas, como ir a la compra, u otros trabajos más feminizados, que las expone más al calor. Hay otros factores como la demografía: ellas viven más, pero con más comorbilidades. Esta realidad puede influir en que ante una ola de calor las mujeres sean más susceptibles por el hecho de tener más años y más enfermedades. Hay diferentes mecanismos que podrían explicarlo, pero estamos investigando porque son mecanismos a nivel social que varían mucho entre continentes, países, regiones e incluso dentro de una misma ciudad. Luego también depende de lo que estés estudiando, no es lo mismo temperatura que sequía o contaminación atmosférica, los mecanismos varían mucho.

Vamos con la contaminación. ¿Qué nos dice la investigación acerca de su impacto en la salud?
Es uno de los temas que durante la última década ha tenido un boom a nivel europeo e internacional, porque la mayoría de la población vive en ciudades y eso significa que las diferentes ciudades y su plan urbanístico influyen en la salud de la mayoría de las personas de este mundo. En cuanto a contaminación, se ha visto que tener más o menos árboles o vivir en ciertos barrios afecta mucho en la incidencia de enfermedades, como el asma, y también en la mortalidad. En Barcelona, por ejemplo, se está investigando el efecto de la contaminación según la calle por la que vas al trabajo. Una calle rápida con más tráfico, a nivel acumulativo, tiene un efecto más perjudicial que si vas por una vía más lenta con espacios verdes. Esta última mejorará tu salud.

Impresionante.
Sí, por eso hay toda una tendencia de crear ejes verdes en las ciudades con calles que se peatonalizan, se plantan árboles y se colocan zonas ajardinadas.

En Barcelona, esta política de ejes verdes ha tenido muchas críticas.
Sí, es cierto, hubo una gran crítica al principio, pero luego estos ejes han tenido una repercusión positiva y hay una valoración buena por parte de la ciudadanía. Caminas por una calle donde no hay coches, o no hay tantos, las niñas y los niños pueden jugar y estar seguros, hay más árboles, más socialización y los comercios también se ven beneficiados por esta medida.

Sin embargo, hay resistencia a peatonalizar calles porque eso influye en el tráfico de coches, la movilidad, el comercio…
Las políticas que se hagan para que puedas respirar un aire más limpio contribuyen a la salud individual y colectiva, y aquí creo que todos estamos de acuerdo en que queremos tener un ambiente más saludable. De fondo, está el hecho de democratizar espacios, porque las calles son de todas, no solo de los coches. Hay que democratizar cómo usamos estos espacios y si eso significa reducir el número de coches pues habrá que planteárselo por la salud comunitaria. En cualquier caso, esto es una opinión personal.

Hablando de opiniones, hay todavía quienes opinan que el cambio climático no es consecuencia de la actividad humana.
Yo espero que sea una minoría y me he encontrado poca gente que niegue rotundamente el cambio climático, porque es una obviedad. Solo hace falta comparar la temperatura de hace 50 años con la de ahora, los tipos de enfermedades infecciosas que teníamos o cómo las proyecciones climáticas nos avisan de que esto va a ir a peor en cuanto a impacto, vulnerabilidad, susceptibilidad… Los datos están ahí y no engañan. Lo que sí me he encontrado es a mucha gente con el argumento de que no podemos hacer nada a nivel individual.

¿Y qué les dice?
Todos vivimos en este mundo y tenemos el derecho a vivir una vida saludable y digna. El cambio climático va a empeorar mucho esta situación por lo que, si podemos hacer algo, deberíamos hacerlo. Lógicamente, la industria y las grandes empresas contaminan más que una persona, pero al final todo suma y todas podemos aportar. Por ejemplo, la mitigación tiene que ver más con políticas para reducir emisiones, como crear carriles bici o de bajas emisiones, pero también hay un componente individual como no usar tanto el coche.

El mes de junio se celebra el Día del Medio Ambiente. ¿Algún mensaje al respecto?
El principal mensaje que daría es que el clima afecta desigualmente a la población y las mujeres, las niñas y los niños o los grupos indígenas son más vulnerables al cambio climático.

En realidad, ya desde hace tiempo, movimientos como el ecofeminismo llevan alertando de esta situación y de la necesidad de cuidar el medio ambiente, aunque no se les haya tenido en cuenta. En la actualidad, ¿qué papel juegan las mujeres y otros grupos vulnerables en la gestión del cambio climático y su impacto en la salud?
Hay una mayor representación de estos grupos y se está trabajando para que haya un presupuesto para compensar a las comunidades que han perdido mucho por el cambio climático debido a la desigualdad. En cuanto al liderazgo de las mujeres en estos temas, no es suficiente porque esto tiene que ver con las políticas y con liderar ministerios y gobiernos que actúen contra el cambio climático. ¿Cuántas mujeres son ministras de Salud o de Energía en el mundo? ¿Cuántas mujeres son presidentas? Pues la minoría, por lo tanto, a mi parecer, no hay una representación equitativa de la población y tampoco de los grupos que están sufriendo más el cambio climático.

Terminamos con la pregunta que da nombre a esta sección: de qué está hasta los ovarios?
Estoy hasta los ovarios de que las mujeres sean las encargadas de dar cuidados y que luego sean las que reciben la peor parte, desde la violencia de género hasta los impactos del cambio climático. Sí, hasta los ovarios de que las mujeres sean las principales cuidadoras de una sociedad donde, en todos los ámbitos, incluso en el climático, son las más perjudicadas.

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