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Entrevista Yosune Álvarez, presidenta de Xente LGTBI+ Astur

#HASTALOSOVARIOS

Yosune Álvarez, presidenta de Xente LGTBI+ Astur

“La educación sexual en las escuelas, universal y obligatoria, no solo es un derecho, es una necesidad y una urgencia”

Esta educadora señala que el 8M es un espacio muy importante para las mujeres lesbianas, trans y bisexuales, y sus reivindicaciones también tienen que estar ahí.
5 de agosto de 2024 / REDACCIÓN WGH-SPAIN

Yosune Álvarez es la actual presidenta de una organización LGTBI+ histórica en España que se llama Xente LGTBI+ Astur (XEGA). Su vinculación con esta entidad cumple dos décadas, aunque ella lleva casi toda su vida de voluntaria en el movimiento asociativo, desde que en 1994 creó una asociación para dar alternativas de ocio a la población juvenil de una ciudad minera con problemas de consumo de drogas. Después, coordinó un grupo de mujeres lesbianas en XEGA y desde 2014 es la presidenta de esta organización, aparte de ser formadora de otros profesionales, educadora en institutos y voluntaria de un sinfín de actividades. “En el papel, soy la presidenta, pero yo prefiero decir coordinadora, porque trabajamos en horizontal, cada persona tiene voz y cada grupo se autogestiona, aunque luego tengamos un discurso común y haya una buena comunicación entre los grupos”, señala. “En realidad, yo no coordino mucho, más bien tiendo a descoordinar”, añade entre risas, mostrando el buen humor que le pinta una sonrisa casi permanente. Yosune se caracteriza, además, por una gran capacidad comunicativa con la que transmite, sin perder la calma ni la sonrisa, argumentos contundentes y sólidos contra los discursos que cuestionan la igualdad y la diversidad. Este verbo fácil llena también las páginas que escribe, porque es escritora, con dos novelas publicadas, “Amazona” y “La canción de Tair”, en las que la protagonista, no podía ser de otra manera, es una mujer.

Usted preside una organización LGTBI+ feminista.
Sí, intentamos acercar el discurso feminista y que el feminismo atraviese el discurso LGTBI+ en todos los aspectos para que, por ejemplo, los chicos se trabajen el tema de la masculinidad o las mujeres ejerzan sus derechos. Y, por supuesto, somos transfeministas.

¿Qué es ser transfeminista?
Transfeminista quiere decir que todas las reivindicaciones históricas feministas son también reivindicaciones y necesidades para las mujeres trans que, a su vez, aportan otra serie de necesidades que las mujeres cis no tienen. Lo tenemos que tener claro y no puede haber ningún tipo de duda: las mujeres trans, lo primero que son, son mujeres. 

Hay personas que no comparten esa afirmación. ¿Qué les diría? 
A quienes niegan la realidad trans, les animo a conocer de verdad a personas trans, a hablar con ellas y a escuchar cómo es su vida y su día a día. El tema de nombrar y de conocer otras realidades es clave, también dentro del colectivo, porque por ser LGTBI+ no significa que se conozcan todas las realidades. Y también les diría que los genitales no hacen nuestra identidad, porque nuestra identidad personal, de género o sexual, entendida de forma general, está atravesada por muchas variables y el tema genital es uno más, pero no el único ni el exclusivo. No puede ser que los genitales marquen todo lo que somos en relación a nuestra sexualidad. Por eso, tenemos que reflexionar más sobre qué es la identidad, pero no para marcar la identidad de las personas trans, sino pensando también en cómo es y cómo se construye la identidad de las personas cis. Cuando las personas trans llegan a los colectivos LGTBI+ y las mujeres trans llegan al feminismo, no podemos poner en duda su identidad ni su realidad, sino que nos tenemos que plantear cómo vivimos la nuestra.

Volviendo al tema del feminismo, ¿cómo se viven estas desigualdades dentro del colectivo?
En realidad, la desigualdad está presente de igual forma que en la población general y los chicos tienen más facilidades para acceder a puestos profesionales de más categoría, independientemente de su orientación. Cuando los comparamos con las mujeres lesbianas, y hay datos sobre esto, los puestos a los que accedemos, como cualquier mujer, suelen tener peor categoría, los sueldos son más bajos, se mantiene el techo de cristal y hay una desigualdad palpable a nivel social. Luego, el tema de la orientación puede hacer que los chicos tengan problemas en su trabajo, evidentemente, y que a las chicas lesbianas nos machaquen más que a las mujeres hetero. Sin embargo, las personas trans son las que más discriminación sufren, las más maltratadas y las más vulnerables, porque ellas no pueden disimular. Yo puedo obviar que soy lesbiana en el trabajo, pero la gente trans no, porque en el momento en que empiezan una transición ya lo tienen que decir, a veces por cuestiones laborales porque necesitan permiso para ir al centro de salud, y ahí ya puede empezar todo un proceso de maltrato, en el que te cuestionan, te juzgan, te insultan o, incluso, te despiden.

¿Todavía se sigue pensando que ser trans es una cuestión de elección?
Sí, es el tema del deseo que dice Amelia Válcarcel. Yo le diría lo mismo que le digo a la chavalería de quince años en los institutos: esto no es una cuestión de elección, porque tú no te levantas un día y dices “voy a ser bollera a partir de hoy” porque me gusta que se metan conmigo, que me insulten, que me miren por la calle si voy con otra chica de la mano. En el caso de una persona trans, es peor, porque tiene que soportar que la miren de forma constante, que se meten con su cuerpo o le pregunten en la cola de la panadería si está operada o no. Sufren todo el día una exposición brutal, y tienen que aguantar y explicar un montón de cosas que la gente hetero y cis no tiene qué hacer. Además, aquí se mezcla el tema de “ser”, es decir, quién soy, con el tema de salir del armario, es decir, visibilizarte. Son dos cosas diferentes, porque el “ser” te acompaña siempre, otra cosa es que decidas hacerlo público, porque es muy duro visibilizarse. Por eso mucha gente todavía no lo hace y se lo piensa muy mucho. Hay gente trans más mayor que ha decidido no visibilizarse nunca y mucha gente joven que no se atreve, sobre todo, en la zona rural.

Se termina el mes del Orgullo, con celebraciones por toda España, y también reivindicaciones para conseguir la igualdad real. ¿En el tema de las mujeres LTB (lesbianas, trans y bi), cuáles son los principales retos?
Bueno, por un lado, está el tema de la presunción de heterosexualidad, donde tienes que explicar quién eres porque todavía se asume que todo el mundo es heterosexual. Luego, hay todavía lesbofobia en el día a día. Esto se ve mucho en ambientes de trabajo, donde las personas heterosexuales hablan de su vida privada de forma abierta, pero las mujeres lesbianas todavía tienen que esconder su vida privada, porque cuando comparten que van a hacer tal cosa con su mujer, todavía hay comentarios despectivos o directamente te ignoran, como si tu vida fuese menos importante. Si eres bollera, parece que tienes que tener una vida familiar en el armario. Y luego, está el tema de la discriminación en sí misma y de la violencia, te pueden pegar en la calle, porque hay agresiones a chicas lesbianas también. A esto hay que sumar el miedo a salir sola de noche, como el resto de las mujeres, que todavía obliga a cantar en el 8M lo de “sola y borracha, quiero llegar a casa”. Si encima eres lesbiana, estás más expuesta. Y luego hay una cuestión con las chicas jóvenes, que están más empoderadas porque tienen más referentes, pero tienen que enfrentarse a otro tipo de machismo que se va renovando, con chicos jóvenes con un discurso retrógrado no, lo siguiente, con unos argumentos marcados por la extrema derecha, las redes y el porno que muestra a la mujer como un objeto y la quiere someter. El tema de la educación sexual en las escuelas, universal y obligatoria, no solo es un derecho que no se puede ejercer, es una necesidad y una urgencia. No sé hasta cuándo los políticos van a mirar para otro lado.

A nivel general, en el tema de igualdad y de diversidad, ¿algún mensaje para estos políticos?
Que hagan cumplir las leyes, porque muchas cuestiones ya están en el papel, pero hay que desarrollarlas. Por ejemplo, que las empresas tengan protocolos, de igualdad y LGTBI+, y que se implementen de verdad, que los servicios de atención empiecen a funcionar o que haya protocolos para el alumnado LGTBI+ en las escuelas y que se apliquen. Los marcos legales son importantes, pero hay que desarrollarlos y llevarlos a cabo. Otro punto importante, el 8M: las asambleas del 8M son espacios muy importantes para las mujeres LTB ahora mismo y tenemos que estar ahí, nuestro discurso tiene que estar ahí, junto al discurso general.

Terminamos con la pregunta que cierra esta entrevista: ¿de qué está hasta los ovarios?
De que tengas que estar todo el rato justificando y demostrando quién eres, o escondiéndote para que no te agredan. Esto no es un discurso ideológico, esto son hechos, las agresiones ocurren y la violencia está a la orden del día. No nos tienen que tratar de otra manera por ser mujer o ser lesbiana, y en el tema de la violencia, echo mucho de menos que haya espacios seguros que, ahora, se vuelve a hablar de ellos porque la realidad es que se necesitan.

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