Entrevista a Vania Arana, presidenta de Las Kellys Catalunya

#HASTALOSOVARIOS

Vania Arana, presidenta de Las Kellys Catalunya:

“No somos fregonas, somos mujeres que tienen cargas familiares, que tienen un trabajo y que quieren una dignidad”

Esta camarera de piso denuncia prácticas ilegales de las empresas, la falta de apoyo de los grandes sindicatos y el abandono del gobierno español
Junio 2025 / WGH Spain Comunicación: Jose Vázquez

Vania Arana es una de las fundadoras de la asociación Las Kellys, que se convirtió en sindicato en 2018, un colectivo que defiende los derechos laborales y la dignidad del trabajo de las camareras de piso. “Camareras, porque somos todas mujeres, hubo algunos hombres durante la crisis económica que venían de la construcción, pero en cuanto pudieron lo dejaron por las penosas condiciones en que trabajamos”, denuncia Vania. Ella es de Perú, donde trabajó como profesora, pero en 1992 migró a Barcelona y no pudo homologar sus estudios universitarios. Esta situación provocó su llegada a la hostelería, donde trabaja como camarera de piso. En la actualidad, debido a las enfermedades “profesionales” que padece, tiene una adaptación del puesto de trabajo y ejerce como coordinadora de sus compañeras, tarea que compatibiliza, en su tiempo libre, con la presidencia de Las Kellys de Catalunya. Quizá esta labor voluntaria también tenga que ver con su afición favorita: “me apasiona arreglar cosas, darles una nueva vida, para reciclar y reutilizar, principalmente, muebles”. “Puedo estar horas restaurando algo y no me doy cuenta que pasa el tiempo”, añade con complicidad, haciendo un guiño a su labor por arreglar las “penosas” condiciones de Las Kellys. 


Su asociación ha tenido una repercusión notable por la labor que hace, pero lo que quizá muchas personas no sepan es de dónde viene el nombre de su organización ni cómo surgió. 

El nombre surge de un juego de palabras por cómo nos llaman: “la que limpia”. Nosotras hemos recortado y adaptado el nombre cambiando la “q” por la “k” para llamarnos “la-Kelly”. Nuestro movimiento surge de las pésimas condiciones que teníamos y, en 2016, nos organizamos como asociación tras una demanda colectiva que presentamos contra una cadena hotelera por el despido de varias compañeras, lo que empeoró las condiciones de las que se quedaron. Ganamos y tuvieron que readmitir a las compañeras despedidas. 


Desde entonces, han reivindicado una y otra vez, y por muchos medios, la mejora de sus condiciones laborales. ¿Cuál es la situación actual? 

Las reivindicaciones actuales siguen siendo las mismas porque en vez de mejorar hemos empeorado. Con el macro-turismo aún se ha precarizado más la visión que tiene el empresario con respecto a nosotras, nos hemos convertido aún más en objetos de usar y tirar. La camarera se utiliza, se usa hasta que esté enferma y luego la desechamos, cogemos una nueva y así. Con lo cual, en la actualidad, somos un colectivo formado por mujeres enfermas, trabajadoras enfermas. En un estudio que se hizo, el 90% de camareras de piso o del sector de la limpieza sufre de una enfermedad crónica. Cuando comenzamos, estábamos denunciando que nos íbamos a convertir en un colectivo enfermo por nuestras condiciones laborales y ahora ya lo somos.


Entonces, ¿sus condiciones laborales no han mejorado en estos años? 

Hemos logrado mejorar condiciones en algunos hoteles, pero en general hemos empeorado. Sí que hemos logrado que se reconozca, por ejemplo, el tema de las enfermedades profesionales. Lo que pasa es que entre la empresa que te contrata y la mutua que lleva el tema, pues tratan de no reconocerlo y lo achacan a que te has vuelto mayor, a que esa enfermedad la tenías de antes y no la asumen. Al final, tú tienes unos dolores tremendos y lo que quieres es que te traten, por lo que acabas yendo a la Seguridad Social que es quien lo asume.


Repasemos entonces sus condiciones laborales en la actualidad. 

Es terrible porque la mayoría de los hoteles no tiene plantilla propia, no todos, pero la mayoría externalizan a las camareras de piso y así se desentienden porque no son sus trabajadoras. Realmente estas empresas (externas) te recortan las horas de contrato y, entonces, en vez de tener un contrato de ocho, estás teniendo uno de seis, pero tu carga laboral es la misma, te están poniendo entre 25 y 30 habitaciones en cinco y seis horas, ¡en cinco y seis horas!, que es algo que no te da tiempo y entonces empleas ocho. Esta carga de trabajo es inhumana.


Pero esta situación es ilegal porque además la legislación laboral exige que haya mecanismos para el control horario del personal. 

No se aplica. La mayoría de camareras firmaban unas hojas. Ellas cuando llegan firman su entrada y su salida, ¡ya está! Y cuando es por reloj, marcas tu entrada, bajas, marcas la salida y vuelves a subir a seguir trabajando, porque si no lo haces, como estás trabajando para una empresa de servicios externalizada, ya no te llaman más para trabajar. 


¿Y cómo son los salarios? 

Para llegar al salario mínimo, tienes que trabajar más horas de las que dice tu contrato, porque si es de ocho horas, ellas trabajan diez. Eso cuando trabajas ocho horas y estás contratada directamente por el hotel, que te sale más o menos a 50 euros por día, seis euros y pico la hora. Y tienes que hacer más de 400 habitaciones al mes para que ser productiva. 


Como ya vienen denunciando, esto tiene una repercusión directa en su salud.

Debido a los movimientos repetitivos y a los pesos, padecemos de túnel carpiano, epicondilitis, bursitis, problemas con el manguito rotatorio del hombro, muchas cervicalgias, dorsalgias, lumbalgias, ciática, problemas con rodillas, con pies, espolones e inflamación de la piel con los productos de limpieza que muchos, por ejemplo, desarrollan alergias. Yo misma he desarrollado una alergia, no puedo tocar productos, porque si los toco, inmediatamente la piel se me pone roja y las manos se me ponen como berenjenas, se me inflaman. 


La salud mental también se ve afectada. 

Claro, hay mucha ansiedad, debido a la presión tienes que ir muy rápida, porque a partir de las 12 de la mañana ya se necesitan habitaciones. Eso te crea una ansiedad tremenda porque ves que quedan muchas sin hacer y tienes esto de a qué hora me tocará salir hoy, porque ya sabes que tienes que hacer horas extras, aunque no te las paguen, porque las habitaciones se hacen sí o sí, es de obligado cumplimiento y, más aún, siendo de una empresa externa. Y luego, aparte de la ansiedad, lo más típico es la depresión que se origina por acosos laborales, por violencia verbal que es difícil de contener y hay hoteles en que eres muy maltratada. Y claro, las compañeras aguantan porque no tienen otro sitio para ir. 


Todas estas secuelas en la salud, ¿se acompañan de un alto consumo de medicamentos?

El consumo es habitual. No hay ninguna camarera que empiece el día bien, entonces ya empiezas con un ibuprofeno o un paracetamol, porque te duele la espalda, la cintura, porque ya no puedes levantarte cuando te sientas… Somos un colectivo enfermo. Mira, el 82% tiene falta de energía, el 70% tiene entre cuatro y siete zonas con dolores musculares, el 71,5% consume fármacos para el dolor, cuatro de cada diez presentan síntomas depresivos, el 74% tiene problemas de concentración. Esto es un estudio que hizo CC.OO. en el año 2024. 


Me comentaba que todas Las Kellys son mujeres y ¿muchas son migrantes?

Sí, la mayoría, exceptuando en las islas, donde también hay muchas personas de otras partes de España que vienen a trabajar durante el verano. Aquí en Barcelona, la mayoría son africanas, sudamericanas y centroamericanas.


¿Cree que el tema de que las camareras de piso sean migrantes influye para que las condiciones sean peores? 

Esto influye muchísimo. Cuando empecé a trabajar, yo era la única extranjera en el hotel donde trabajaba. El resto eran españolas y muy guerreras que no se dejaban pisotear por nada. Eran personas que llevaban el uniforme súper bien, con orgullo, con esa dignidad que se tiene que tener. Todo esto, en cuanto se han ido marchando debido a las condiciones laborales y también muchas se jubilaron, ha ido en detrimento y se ha ido ganando menos.


Todas estas situaciones que comenta, ¿las denuncian en los juzgados?

Sí, claro, nosotras denunciamos, tengamos recursos o no. Da lo mismo, los recursos ya los sacaremos, pero lo denunciamos. Pero se sigue haciendo y las compañeras tienen miedo. Por ejemplo, cuando hay una manifestación no van o van disfrazadas, no se ponen la camiseta de Las Kellys. Hay miedo porque ya tenemos compañeras que han sido despedidas por ser Kellys. 


Pero imagino que en los juzgados les darán la razón y esa persona tendrá que reincorporarse y habrá una sanción para el empresario.

Hay una ley que dice que no puedes despedir a una persona por pertenecer a un sindicato y sí, nos dan la razón, pero lo que dictan es una indemnización, porque son empresas de servicio externas y tienen sus propios convenios. Entonces, ya está, no vuelves al trabajo… No tenemos relación con los empresarios, no nos reciben, estamos vetadas. Si tú vas al hotel y dices que eres una Kelly, que estás afiliada, ya no te dan trabajo. 


¿Cómo es su relación con el resto de los sindicatos? 

Con los sindicatos minoritarios es buena y los grandes, como CC.OO. o UGT, no nos hacen caso. Hemos hablado con ellos para informarles de que no podemos descansar ni cinco minutos, no podemos comer, no podemos beber agua, a veces hasta nos dicen que miremos de ir al baño a primera hora porque si no, no nos da el tiempo. Lo que nos han dicho es, palabras textuales, es lo que hay. ¿Por qué? Porque reciben dinero de los empresarios. 


Son acusaciones muy graves. 

No es una acusación de ahora, esta acusación la hemos hecho hace tiempo, hace años. 


Con el Gobierno, ¿hay algún tipo de contacto? 

Sí, tenemos contacto, lo que pasa es que estamos muy enfadadas con el Gobierno, porque teníamos un compromiso. En el primer Gobierno de Sánchez, se iba a modificar el artículo 42 del Estatuto de los Trabajadores para añadir que la actividad principal de la empresa no se puede externalizar, la señora Yolanda Díaz salió tres veces diciendo esto por la tele, diciendo que se modificaba y de esta manera hubiéramos quedado cubiertas. Pero la ministra se reunió con la patronal, con CC.OO. y UGT, y se han olvidado del acuerdo que teníamos y al final lo que hizo fue legalizar las empresas externas, que son las que nos precarizan aún más. 


¿Cómo puede ayudar la ciudadanía a Las Kellys?

Pueden evitar los sitios donde están externalizadas las camareras de pisos, porque donde hay externalización hay trabajo precario y ya de por sí tenemos trabajo precario en España. 


Vania, ¿de qué está hasta los ovarios?

Yo estoy hasta los ovarios de la poca dignidad que dan a nuestro trabajo, de esa invisibilización que quieren dar aún más a nuestro colectivo, estoy hasta los ovarios que digan o que piensen que somos las fregonas que no piensan, ¡no!, no somos fregonas, somos mujeres, mujeres que tienen cargas familiares, que tienen un trabajo y quieren dignidad en ese trabajo. 


Más información:

Consumo de fármacos en camareras de piso (CC. OO. Servicios, 2019):

https://www.ccoo.es/814be2a375b8aa913a7cdbc8cd1de3cd000053.pdf

Las opiniones compartidas en este blog son citas textuales de las personas entrevistadas y no reflejan necesariamente el punto de vista institucional de WGH Spain.

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